miércoles, 16 de mayo de 2012

Soñando en bucle

1. Asfalto.


Me estaban alcanzando. Mientras trataba de acelerar mi torpe carrera, eché un vistazo por encima de mis hombros hacia atrás. Comprobé que, efectivamente, la jauría que corría tras de mí me estaba ganando terreno.

La escena tenía algo de irreal. Estaba siendo perseguido por un grupo de perros rabiosos, similares a aquellos que suelo ver en los parques del barrio. Mis pies descalzos corrían por el asfalto mojado de la Diagonal de Barcelona, a la altura de las universidades, hacia el centro de la ciudad. Era completamente de noche y nadie más se vislumbraba en el horizonte. Tampoco coches, ni siquiera brigadas policiales o de limpieza. Yo corría en camiseta y ropa interior, como recién levantado de la cama. La distancia que nos separaba iba disminuyendo a pasos agigantados.

Al quedarme sin aliento, intenté asumir que un nuevo derroche de adrenalina no me iba a salvar, y detuve mi carrera para intentar pensar por un segundo. Esta situación es absurda, imposible, pensé. Me giré hacia los chuchos, que se acercaban frenéticos hacia mí enseñando sus dientes bañados en espuma blanquecina. En breves instantes me iban a alcanzar.

Entonces lo tuve claro. Estaba en un sueño. Mejor dicho, en plena pesadilla. Ya me había pasado antes. Una situación límite que mi subconsciente inventaba para vengarse de lo poco que le dejaba salir a la superficie y expresarse libremente. En aquellas situaciones, simplemente tenía que convencerme de que estaba soñando, y tratar de despertar.

Así que levanté los brazos en señal directa a los perros, tal y como haría el Señor de las Bestias, pretendiendo así darle un poco de solemnidad al momento. Estaba seguro que despertaría en mi cama en unos segundos. Si es posible en un sueño, ya podía oler el aliento nauseabundo de aquellos animales, cuando cerré los ojos y esperé.

2. Agua.


Tras unos segundos de tensa espera, intenté abrir de nuevo los ojos. Algo había ido mal porque un sol cegador me lo impidió, hiriendo mis pupilas y provocando que los volviera a cerrar de forma inmediata.

Tardé otros pocos segundos en reaccionar, e intenté abrir de nuevo mis párpados, muy poco a poco. No estaba en mi habitación, el lugar esperado, sino que me encontraba en una barca sin remos en mitad del mar. El sol, bien alto, caía abrasador sobre mi coronilla. Por su posición calculé que en este sueño, sería alrededor del mediodía. Porque no podía haber ninguna otra explicación: Seguía soñando, no había podido despertar.

Era raro. Muy raro. En las ocasiones anteriores en que había sido capaz de interpretar que estaba en una pesadilla, con tan sólo un poco de esfuerzo había logrado escapar del mal trago y volver a la semi inconsciencia y a la caricia suave de mis sábanas. Quizás esta vez no iba a ser tan fácil.

Mi garganta estaba seca. Me incliné sobre el borde de la barca y mojé mi cara con algo de agua. Unas pequeñas gotas recorrieron mi frente y mis pómulos hasta llegar a la comisura de mis labios. Me sorprendí saboreando agua dulce.

Lo que en un principio debía ser motivo de alegría por el hallazgo de agua potable (o cuanto menos bebible), se transformó inmediatamente en la punta de un iceberg de pánico, seco y profundo. Desde niño, me aterrorizaban los embalses y los lagos de aguas quietas. Y ahora, por el lento movimiento del agua, y su sabor dulce, tenía todos los números para estar en uno de ellos.

Colocando una mano sobre mis ojos a modo de pantalla, logré vislumbrar una orilla en la lejanía. Esa noche mi alter ego freudiano seguía apostando fuerte contra mis miedos más íntimos.

De repente y sin previo aviso, un estruendo a lo lejos me liberó de mi ensimismamiento y me obligó a volver a levantar la vista. A los pocos segundos, cayó otro trueno y empezó a llover con violencia. En cuestión de segundos el cielo se había cubierto de nubes negras que me hicieron añorar el sol anterior. La barca se balanceaba peligrosamente y bajo su quilla se movían, casi rozándola, figuras oscuras y alargadas, siluros o quizás algún otro pez de tamaño similar.

Tomé una decisión e intenté hacer de nuevo el esfuerzo de despertar. Algo volvió a salir mal.

3. Skyline.


En uno de los vaivenes de la barquita, caí al agua, empecé a hundirme a plomo, y sentí como mis pulmones se llenaban de agua y perdía la consciencia. Extraordinaria paradoja: Estaba inconsciente en mi subconsciente.

Pero al parecer todavía seguía vivo puesto que continuaba percibiendo algunos estímulos. Me encontré siendo arrastrado hacia el fondo del lago, envuelto en la total oscuridad y acariciado de vez en cuando por alguna de aquellas criaturas que me acechaban antes bajo la barca. Me dejé llevar, puesto que no podía hacer otra cosa, y seguí asumiendo que estaba en un mal sueño.

Mientras me iba sumergiendo, con el hilo de vida que me quedaba recordé que, a los once años, en una excursión del colegio al lago de Banyoles, un compañero me había explicado que, tiempo atrás, un niño había caído al lago, desapareciendo entre sus aguas, para no aparecer su cuerpo sino al cabo de los meses en las costas de los Estados Unidos. Mi amigo me contaba que aquel viaje era posible debido a que el lago estaba comunicado por corrientes internas con el mar Mediterráneo, y que las mareas habían llevado el cuerpo del desdichado niño a cruzar el Atlántico y presentarse, cual inmigrante clandestino y fantasmal, en un puerto del este de los Estados Unidos.

La historia tenía pocos visos de ser verosímil, pero en aquel momento entendí que mi compañero consiguió con su bizarra historia incrustar en mi alma ese miedo casi atávico a los lagos y a las grandes extensiones de agua cerrada. Era curioso, puesto que esa sensación no me pasaba nunca cuando estaba en la playa, o en un barco cruzando el mar.

Atrapado en mi estado de ni-vivo-ni-muerto, ni me di cuenta que ahora mi cuerpo estaba ascendiendo de nuevo. Pasado un tiempo (segundos o semanas, quién sabe), mi cabeza asomó por encima del agua, y mis pulmones volvieron a aspirar de nuevo el oxígeno del aire.

Por primera vez en la cadena de acontecimientos de esa noche me sentí aliviado. Es lo bueno de los sueños, no tienen que ser verosímiles o creíbles. Tan sólo están en tu cabeza, como producto de tus anhelos, tus objetivos, tus deseos, tus miedos y tus debilidades. Me rendí a cualquier atisbo de lógica. Los sueños son de formato libre. Son como el batido que resulta de mezclar una pizca de cada uno de nuestros muchos 'yo'.

Todavía en el agua, al abrir de nuevo los ojos, otra fuente de luz cegadora me sorprendió. Esta vez no era luz natural. En la noche cerrada, el aura de un perfil de cientos de edificios altísimos se mostraba ante mí. Un Skyline bien conocido. Ayudándome un poco con los brazos, giré sobre mí mismo, para reconocer algo que hizo dar un vuelco a mi corazón. A unos cientos de metros, la Estatua de la Libertad, en la pequeña isla del mismo nombre, se levantaba también, con su color verdoso de cobre oxidado, iluminada por potentes focos.

La zona portuaria de Manhattan no parecía estar demasiado lejos, así que nadé en la oscuridad, y alcancé un pequeño amarre en una zona que parecía de almacenes. Cual Arnold Schwarzenegger en la película 'Mentiras arriesgadas', conseguí subir a tierra firme, y al salir del agua, ya estaba totalmente seco y enfundado en un elegante smoking negro con su correspondiente pajarita.

Quizás mi subconsciente se había apiadado de mí y me había dado una tregua.

4. Traducción simultánea.


Una limusina blanca apareció tras la esquina de uno de los viejos almacenes, y prosiguió su marcha en dirección a mí. Al detenerse a un metro escaso de mis nuevos zapatos italianos, bajó de ella un chófer perfectamente uniformado, abrió una de las puertas laterales y me dirigió unas palabras:

- La señorita Kathleen le está esperando. Suba por favor, le llevaré.

Al estar en un sueño, el idioma en que me había hablado no era importante, ya que le hubiera entendido en cualquiera. Otro punto positivo de los sueños es que tienen traducción simultánea: Siempre entiendes a todo el mundo, estés donde estés.

Curioso por comprobar a dónde me llevaba todo ese montaje, subí al inmenso coche, y esperé acontecimientos. La limusina se movía rápida y ágil por las calles de Manhattan, hasta que se detuvo en la puerta de entrada de un lujoso edificio de plantas infinitas.

El chófer bajó, volvió a abrirme la puerta, y me indicó:

- Planta 35, Puerta A.

Le di las gracias (uno no debe perder la educación aunque esté delirando), y me dirigí al piso que me había sugerido el conductor, utilizando un lujoso ascensor después de que el portero me ayudara a flanquear la entrada. ¿Quién sería Kathleen? Quizás tuviera una ligera idea, estando como estaba en MI sueño.

5. Kathleen.


La puerta estaba abierta, así que crucé el umbral y anduve unos pasos, poco a poco, adentrándome en el apartamento. Por los ventanales se vislumbraban las luces de la gran Manzana. Las cortinas ondulaban suavemente y una fresca brisa se colaba a través de ellas.

En el centro de una estancia iluminada tenuemente, destacaba una mesa preparada para la cena, con todo el menaje necesario, y dos sillas, una en cada extremo.

Me senté en una, y a los pocos segundos, alguien salió por una puerta lateral.

Efectivamente, mi intuición no me había engañado, y por una vez mi yo interior y el exterior se habrían puesto de acuerdo. Era ella, la gran Kathleen Turner, en su versión Peggy Sue, esplendorosa y bellísima en un elegante vestido de noche digno de ser exhibido por la más glamurosa alfombra roja.

Con movimientos pausados, se sentó a la mesa y me susurró con su voz encantadora:

- Te estaba esperando. Hace mucho tiempo.

¿Qué hombre no ha soñado escuchar esas palabras alguna vez, de voz de una mujer de bandera como ella?

Lamentablemente yo no estuve a la altura de las circunstancias. Reducido y  minimizado por su presencia, le hice la única pregunta que ella no hubiera esperado en aquella situación:

- Pe.. Pe.. Perdona, creo que necesito ir al servicio. ¿Me puedes indicar dónde está, po.. po.. por favor?

- Al fondo a la derecha, me sonrió ella mientras señalaba una puerta de madera blanca.

Ya en el reservado, abrí el grifo del agua fría y me refresqué la cara y el cuello, con la mala fortuna de que me salpiqué todo el smoking.

Me pareció descortés y ridículo volver a la mesa con las solapas del traje empapadas, por lo que utilicé una de las toallas del servicio para intentar secarlas durante 5 interminables minutos.

6. El departamento de Educación.


Al volver, ella ya no estaba. En su lugar, tan sólo una nota sobre mi plato. Desplegué el papel, y leí unas líneas que me helaron el corazón:

"Estimado señor XXX.


A raíz de un proceso de auditoría iniciado por una denuncia llegada al departamento de educación, se ha descubierto una incidencia que afecta a su expediente académico para el Curso de Orientación Universitaria (C.O.U).

En base a tal incidencia, lamentamos notificarle que su expediente ha sido totalmente anulado y que por tanto tal curso queda ahora pendiente de realizar por su parte. Si lo estima conveniente, le ofrecemos la posibilidad de volver a cursar las asignaturas que han quedado suspendidas, adaptadas al plan de estudios actual.

Los hechos establecidos en el párrafo anterior conllevan automática y necesariamente la supresión de su posterior licenciatura universitaria.

Si lo desea, puede oponer recurso ante tal decisión ante los tribunales correspondientes.

Atentamente, 
El departamento de Educación"

En resumen, el papelote me decía que tenía que volver a repetir COU y la carrera. Otra de mis pesadillas recurrentes.

Rompí el silencio del apartamento, ahora vacío, con mis carcajadas. No podía hacer otra cosa. Inicialmente surgió como una risa sorda, interior. Su volumen fue en aumento a medida que noté como la ira iba poseyendo mi cuerpo, enfundado aún en un traje con las solapas húmedas.

El maldito bucle de sueños despiadados ya se estaba prolongando demasiado, así que, utilizando toda la ira y la rabia acumuladas, me volví a concentrar para intentar escapar de él y volver al mundo real.

7. Mi dolor de cabeza.


Aparecí de nuevo en una estancia desconocida, en penumbra. Estaba tumbado sobre unos cojines, y envuelto en una especie de mortaja que me cubría la cara y no me dejaba maniobrar bien los brazos. Me dolía mucho la cabeza.

Otra broma del maldito subconsciente en forma de sueño, asumí. Y esta vez se está burlando de mí de forma especialmente macabra: Me ha situado en una especie de cripta, envuelto en esta mortaja para que crea que me han enterrado vivo.

Anhelaba despertar, de una vez por todas. Recordé entonces que en una ocasión había soñado que iba en un autocar con un grupo de amigos por una carretera de montaña, y que llegados a la cima, éste empezaba a caer marcha atrás por una ladera. Al llegar al borde de un precipicio, el autocar seguía la marcha y se despeñaba en el vacío. Justo antes de impactar contra lo más profundo del barranco, la propia impresión de caída me hacía despertar.

En una de las paredes de aquella cripta se vislumbraba algo de claridad, por lo que tomé una rápida decisión, harto de ser el juguete roto de mi otro yo. Si en el sueño del autocar me había servido, ¿Por qué no ahora, en este?

Hice acopio de todas mis fuerzas para liberarme de la mortaja, me levanté y corrí hacia la ténue luz, saltando con todas mis fuerzas hacia ella. Estaba convencido de que la sensación de caer me devolvería, esta vez sí y de forma definitiva, al mundo real.

Noté que mi dolor de cabeza desaparecía inmediatamente, en cuando ésta impactó contra un suelo adoquinado.

8. La investigación.


Los primeros rayos del sol iluminaban las terrazas y balcones del pueblo mientras la inspectora de la policía local Ana Sánchez seguía tomando declaración a los dos amigos, ambos con el rostro desencajado, y sentados en el sofá del comedor de un minúsculo apartamento.

- Y bien, ¿Alguien me puede explicar que ha pasado aquí?

Uno de ellos, el más alto, intentó responder lo mejor que pudo.

- Inspectora, sinceramente no entendemos que ha podido pasar. La historia es muy simple. Tres compañeros de trabajo que alquilan un apartamento para pasar unos cuantos días de descanso en la playa. Llegamos en autocar, ayer por la mañana.

- Sí, ni siquiera vinimos en coche... Para desconectar totalmente, le interrumpió el otro, aún con lágrimas en los ojos.

- ¿Y me podrían explicar que han estado haciendo desde que llegaron al pueblo, hasta el momento del accidente?

El primer amigo, que parecía más entero, continuó con su explicación.

- Al llegar ayer, rápidamente dejamos nuestras cosas en el apartamento y bajamos a la playa para relajarnos. Quizás estuvimos demasiado tiempo tomando el sol. Por la tarde, como son fiestas de verano, fuimos a ver unas carreras de galgos que se celebraban en la misma playa.

- ¿Bebieron mucho? Interrumpió con semblante serio la inspectora.

- No, respondieron al unísono los dos. Esa tarde, tan sólo algunas cervezas, dijo el chico alto. Además - prosiguió-, después de las carreras subimos al apartamento para ducharnos. Recuerdo que mientras esperábamos a que todos nos acabáramos de preparar, estuvimos viendo una película en la tele, de aquellas típicas de sábado por la tarde.

- De acuerdo ¿Podrían recordar el nombre de la película?

- Sí, era "La Joya del Nilo", con Michael Douglas y .... esa chica rubia tan guapa, no me acuerdo del nombre.

- Kathleen Turner, respondió la inspectora.

- Ella misma, efectivamente.

- Bien, y luego ¿Que pasó?

Esta vez volvió a hablar el que parecía más afectado, después de mirar de reojo a su compañero.

- Salimos a cenar, y esta vez bebimos un poco más de la cuenta.. bastante más, a decir verdad. A nuestro amigo parece que le sentó un poco mal el alcohol, y - volvió a mirar al otro- le gastamos una pequeña broma.

- ¿Qué clase de broma? Inquirió la inspectora, elevando esta vez el tono de su voz.

- Pues... en realidad...  fue la típica broma entre colegas: Le subimos a una barquita de pescadores que estaba varada en la playa y le empujamos un poco hacia el mar. Él estaba medio mareado, así que una vez en el agua empezó a moverse asustado, balanceando la barca hasta que se cayó de ella.

- Eso sí, inmediatamente le rescatamos, lo envolvimos en una toalla y lo subimos al apartamento. Estaba semi inconsciente cuando llegamos.

Esta última parte había sido añadida por el otro amigo, y él mismo continuó con las explicaciones.

-  Por la mañana, al llegar al apartamento por primera vez, nos habíamos jugado las camas de las dos habitaciones a suertes, y nuestro amigo perdió, por lo que le tocó a él dormir en este sofá. Así que aquí mismo, donde estamos sentados, le dejamos ayer por la noche, envuelto todavía en la toalla y por lo que creemos, profundamente dormido... o borracho. Serían cerca de las dos de la mañana.

- ¿Y después, qué? Volvió a interrogar la inspectora.

- Después... nada más, hasta que pasó ... lo que ya sabe. Debían ser sobre las cinco de la mañana cuando nos despertamos los dos de golpe, por el sonido de las sirenas de la policía y de las ambulancias. Habíamos dejado abierta la ventana del comedor que daba a la calle para que pasara el fresco, porque ya ve que en este apartamento de mierda no hay aire acondicionado. No sabemos qué pudo pasar por la cabeza de nuestro amigo, pero al asomarnos a la misma ventana, lo descubrimos ya así, inmóvil y estirado en el suelo de la calle, cuatro plantas más abajo.






FIN.

sábado, 28 de abril de 2012

La extraña maldición de los baterías del rock.


¿El instrumento del diablo?
Hace algunas semanas surgió la noticia (repetida hasta la saciedad por casi todos los medios online nacionales) que el comité de festejos de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 había contactado al mánager del grupo musical The Who para ver si podría hacer que Keith Moon, batería (o baterista) del grupo, pudiera actuar junto a sus compañeros en la ceremonia de clausura de dichos Juegos.

La respuesta del mánager fue cuanto menos interesante, ya que comentó que para empezar necesitaría una tabla Ouija y unas velas. Y que tuvieran en cuenta que, si Keith actuaba ese día, podían empezar todos a temblar.

Porque, como ya habréis adivinado, Keith Moon está muerto. Desde 1.978.

Esa nota de prensa me hizo reflexionar sobre el alto número de estrellas del rock que mueren prematuramente. "Muere joven y deja un bonito cadáver", o "Espero morir antes de hacerme viejo" son mantras que parecen formar parte de la mística imprescindible para llegar a ser leyenda.

Es bien conocido el caso del 'club de los 27', donde sólo puedes entrar si eres estrella del rock y mueres trágica, y si es posible, violentamente, a los 27 años. Como les pasó a Janis Joplin, Jimi Hendrix, Jim Morrison (de the Doors), o Kurt Cobain de Nirvana.

Últimamente, se han añadido a la lista de estrellas de la música fallecidas abruptamente Michael Jackson, Amy Winehouse y Whitney Houston. Tan sólo la soulwoman Amy pudo entrar en el club, Michael y Whitney no tenían la edad adecuada. Aunque quizás ellos pudieran formar parte de otra categoría: Estrellas del rock muertas de forma totalmente estúpida. Tan repleta de gente como el camarote de los hermanos Marx.

Es este un tema profusamente tratado en cientos de otros artículos y posts, por lo que en este,como homenaje a Keith y algunos de sus colegas, me centraré en aquellas estrellas del rock que un día, sin avisar, dejaron a su grupo sin percusión.

Esta lista no pretende ser exhaustiva, tan sólo una pequeña muestra (muertes de rock stars las hay casi cada día). Para más detalles, existen cientos de blogs específicamente dedicados a las filias, fobias y leyendas del Rock, como Anecdotario del Rock. 100% recomendable si te gustan las camisetas con motivos de zombies y las chupas de cuero negro y tachuelas.

Keith Moon, de The Who (1.946 - 1.978)



Keith John Moon nació el 23 de agosto de 1.946 en Middlesex, Inglaterra.

Se unió a The Who en abril de 1.964, tras jactarse de ser mejor que el batería anterior, Doug Sandom.

Se dice que los miembros de la banda siempre se odiaron entre sí. Especialmente latente era el rencor entre el cantante Roger Daltrey y el guitarrista Pete Townshend. Por su parte, Moon y el bajista John Entwistle se plantearon seriamente dejar el grupo a los dos años, e incluso Moon tuvo una oferta para tocar en el grupo de Jimi Hendrix, pero la descartó porque "aquella había sido una semana tranquila con The Who".

Aún así, The Who ha creado varios clásicos en forma de piezas musicales, y su influencia ha alcanzado a diversas generaciones de músicos de diferentes tendencias, como Nirvana, Pearl Jam o Green Day.

El 25 de mayo de 1.978, después de conseguir grandes éxitos, Moon graba para la TV su último concierto con The Who, incluído en el documental The Kids are Alright.

El 7 de septiembre del mismo año, después de cenar con Paul y Linda McCartneyMoon, de tendencias imprudentes, muere de sobredosis en Londres, en casa de Harry Nilsson. Se había tomado 32 pastillas de un medicamento sedante que le había sido prescrito para tratarse de su adicción al alcohol. De las 32 pastillas, le mataron las 6 primeras. Las restantes 26 se encontraron en su estómago sin disolver.

Musicalmente, Moon tocaba la batería de forma dramática y emocionante, evitando frecuentemente los ritmos básicos. Se puede decir que vivió de una forma similar. Su técnica se basaba en el manejo ambidiestro del doble bombo, en la rapidez de sus redobles y en el golpeo salvaje de los platillos.

De manera póstuma, fue inducido al Rock Hall como miembro de The Who en 1990.

John Bonham, de Led Zeppelin (1.948 - 1.980)


John Henry 'Bonzo' Bonham, de Led Zeppelin. Para muchos, el mejor.

John Henry Bonham nació en Worcestershire (Inglaterra) el 31 de mayo de 1.948. Su grupo, Led Zeppelin, liderará y definirá el rock de los años 70.

En julio de 1.968, The Yarbirds, donde tocaba la guitarra Jimmy Page, se habían separado. Por contrato, todavía tenían que completar una gira. Jimmy y el bajista Chris Dreja tuvieron que buscar un nuevo grupo. Terry Reid, cantante de Protocol Harum, les rechazó peró recomendó a Robert Plant, que trajo consigo a John Bonham. Chris fue finalmente sustituído por John Paul Jones.

Aunque inicialmente no hubiera demasiada química personal, al iniciar sus ensayos en agosto de 1.968 descubrieron que musicalmente se entendían a la perfección. Se iniciaba La leyenda de Led Zeppelin. El nombre del grupo fue ideado por Keith Moon (nuestro primer amigo de hoy) y John Entwistle de The Who, ya que pensaban que el grupo podría caer en picado, como un globo de plomo.

Que levante la mano quién no haya disfrutado alguna vez de 'Starway to Heaven' con los ojos cerrados y moviendo la cabeza rítmicamente.

Después de una década de éxitos, In Through the Out Door (Grabado en los estudios de ABBA en 1.979) fue el último album número 1 del grupo a ambos lados del Atlántico. Su "Tour Over Europe" de 1.980 auguraba una nueva década absolutamente gloriosa para el grupo, pero durante los ensayos de septiembre, John Bonham falleció el día 25, en Boleskine House, la mansión de Page, asfixiado por la aspiración accidental de su propio vómito provocado por el consumo excesivo de alcohol (se dice que tomó 40 raciones de vodka). No se encontraron drogas en su cuerpo.

El resto del grupo nunca dudó: No podían seguir sin John, era inútil continuar sin él. A pesar de todo, tenían firmado un contrato para lanzar un nuevo LP, para el que utilizaron  grabaciones descartadas y material inédito. El epitafio musical de Led Zeppelin fue el álbum Coda, presentado en 1.982.

Según la wikipedia, Bonham es considerado uno de los mejores bateristas de rock de toda la historia, ya que cambió el enfoque que se tenía del instrumento. Creó un estilo que consistía en una pegada más dura y con menos adornos, alejado del Jazz y del Blues predominantes. Bonham usaba también las baquetas más largas y pesadas del mercado, a las que se refería como «árboles».

Su estilo era muy rítmico y explosivo. Destacaba un uso único de figuras rítmicas invertidas, ejecutadas muy seguidas entre el bombo y la caja. Sus solos de batería, duraban cerca de media hora, llegado a tocar sin baquetas para lograr nuevos efectos.

Tras su muerte, Led Zeppelin no se ha vuelto a reunir para grabar material nuevo. Tan sólo han actuado esporádicamente en el marco de macro-conciertos (como el Live Aid de 1.985), o para alguna colaboración entre antiguos miembros del grupo.

Un gran homenaje para su compañero, dando por hecho que sin él, ya no podían seguir siendo Led Zeppelin.

Eric Carr, de Kiss (1950-1991)

 



Paul Charles Caravello, de nombre artístico Eric Carr, nació en Nueva York en julio de 1.950. Fue batería del híbrido entre banda de Rock y producto de merchandising Kiss desde 1.980, hasta su muerte en 1.991.

Entró en la banda después de diversas pruebas de audición, sustituyendo al batería anterior, Peter Criss. Quizás su estilo y su técnica a las baquetas y los platillos no marcaba diferencias, pero Eric ayudó a Kiss a definir su estilo en los 80, que languidecía después de algunos buenos años.

Eric murió en la madrugada del 24 de noviembre de 1.991 (el mismo día que Freddy Mercury, de Queen), debido a un tumor degenerativo grave, complicado con un derrame cerebral. Su última actuación con Kiss fue la grabación del video-clip del tema God Gave rock'n'roll To You.

Paul Hester, de Crowded House (1.959 -2.005)



Paul Newell Hester nació en Melbourne en enero de 1.959. Inició su carrera como baterista en el grupo Split Enz, bastante conocido en Australia. El líder de Split Enz era el guitarrista, compositor y cantante Neil Finn, con el que dos años más tarde Paul fundaría, junto al bajista Nick Seymour, la banda de gran éxito mundial Crowded House.

Después de conseguir fama con temas como "Don't dream it's over", o "Weather with you", Paul dejó el grupo en 1.994, debido a las condiciones de la vida itinerante y bohemia que debía llevar como músico, y por su desencanto con la industria musical.

Paul se colgó de un árbol el 26 de marzo del año 2005 en un parque de Melbourne. Arrastraba una profunda depresión desde hacía varios años y padecía de frecuentes cambios de humor.

Rick Allen, de Def Leppard (1.963-??).



Vale, de acuerdo. Rick Allen, el batería de Def Leppard no está muerto. Él tuvo más suerte que otros y además pudo continuar con su carrera musical tras el accidente automovilístico de 1.984 en el que perdió su brazo izquierdo.

Rick todavía sigue tocando con una batería adaptada.


Bien, hasta aquí mi breve lista para el post de hoy. Si buscáis, podéis encontrar más información de baterías (o bateristas) que podrían formar parte de ella, como por ejemplo Cozy Powell, de Rainbow, que murió también por sobredosis... de imprudencia, cuando conducía su deportivo y combinó mala visibilidad en la carretera con excesos de velocidad y de alcohol, y a la vez hablaba con su novia por teléfono móvil.

Como excepción a la regla, quisiera destacar a Tommy Ramone (de Ramones, claro está), batería y a día de hoy, único superviviente de la banda.

Si os habéis quedado con ganas de ruido y percusión, tened aquí un link con el recopilatorio de los 10 mejores baterías del rock (vivos o muertos), desde la Revista Rolling Stone.

NOTA: Para la redacción de este post, además de Google y Wikipedia, he utilizado el libro "Rock Connections. El mapa completo del Rock' n' Roll", de Bruno MacDonald, gran recopilatorio que propone una nueva forma de lectura, imitando a los enlaces de hipertexto. Altamente recomendable para locos del rock.

lunes, 12 de marzo de 2012

Un paseo por la Barcelona gótica (Parte II y última)


Continuemos con el paseo por la Barcelona gótica que iniciamos en un post anterior

(Si quieres ver la Primera parte del paseo , aquí tienes el link.)

11. Via Laietana.

http://es.wikipedia.org/wiki/V%C3%ADa_Layetana

Abierta en 1907 para comunicar el Eixample (Ensanche) con el barrio de los pescadores (La Barceloneta). Se destruyeron las casas de la zona y se desalojaron a unas 20.000 personas, desapareciendo en total unas 85 calles.
Fue diseñada inicialmente por Ildefons Cerdà en 1859 como «vía A» para enlazar de forma directa el nuevo barrio del Eixample, que se perfilaba dentro del plan Cerdà con el puerto, vía de comunicación principal en el siglo XIX. Pero el Plan Cerdà se focalizó en el crecimiento fuera de las murallas y no fue hasta en 1899 que se volvió a impulsar el plan. Su estilo sigue la escuela de Chicago.
 

Al principio de la avenida, cerca de la la plaza Urquinaona (lado montaña), está el Palacio de la Música Catalana, de estilo modernista (1908), de Lluís Domènech i Montaner (http://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_de_la_M%C3%BAsica_Catalana).
 

Frente a la plaza Ramon Berenguer se puede observar la parte de la muralla romana mejor conservada (fechada sobre el 270), y la estatua de Ramón Berenguer III (de Josep Llimona), con una particular cola de caballo muy criticada en su época.
 

12. Plaza del Ángel (antiguamente 'del blat', o 'del trigo' en castellano) 

Situada justo por debajo de la plaza Ramón Berenguer, aquí estaba situada la horca medieval.


En particular, relacionada con esta plaza existe una leyenda, sobre Santa Eulalia y un Ángel:

Inicialmente la plaza se llamaba del trigo (se supone que había un mercado de este producto). Cuando se encontraron los restos de Santa Eulalia en Santa María de las Arenas (ahora, Santa María del Mar), se llevaron hacia la Catedral, pero al llegar a la plaza del trigo, el féretro comenzó a pesar mucho hasta que cayó al suelo y no se podía mover. Se apareció un ángel para decir que la Santa no estaba completa porque uno de los portadores le había robado un dedo del pie. Cuando se restituyó, se pudieron llevar los restos hasta la Catedral, y por eso ahora se le llama al lugar la plaza del Ángel.

Bajando por vía Laietana, la cruzamos y nos adentramos por las callejuelas del otro lado hasta llegar a 


13. Santa María del Mar

 
            
http://es.wikipedia.org/wiki/Bas%C3%ADlica_de_Santa_Mar%C3%ADa_del_Mar
 


 

Santa María del Mar es una iglesia de estilo gótico catalán, situada en el barrio de la Ribera y construida entre 1329 y 1383. Los maestros de obra fueron Berenguer de Montagut (el diseñador principal del edificio) y Ramón Despuig.
 

Es considerada la única gran iglesia gótica catalana perfectamente acabada, y la catedral del pueblo. Las piedras se llevaban 'a peso' desde la cantera de Montjuic (ya clausurada).

El retablo mayor es de estilo barroco (posterior).
 

Destaca en la fachada principal el gran rosetón. El terremoto de Cataluña de 1428 provocó el derrumbamiento del rosetón y una treintena de muertos por la caída de sus piedras. Pronto, sin embargo, se construir una nueva, flamígera, que quedó terminada en 1459 y un año después se acabaron de instalar los cristales. 


Si nos dirigimos en dirección al paseo del Born, encontramos el

14. Fossar de les Moreres.

            
http://es.wikipedia.org/wiki/Fossar_de_les_Moreres
 






Cementerio de varias guerras. Están enterrados los soldados que lucharon contra Felipe V en 1714 en el marco de la Guerra de Sucesión Española. Es un punto de encuentro nacionalista-independentista.
Un pebetero siempre encendido contiene la siguiente leyenda:

 “Al fossar de les moreres, no s'hi enterra cap traïdor, fins perdent nostres banderes serà l'urna de l'honor”(Frederic Soler, Pitarra).
 


"En el foso de las moreras, no se entierra ningún traidor, hasta perdiendo nuestras banderas será la urna del honor" (Frederic Soler, Pitarra).
 



15. Calle Montcada

           http://es.wikipedia.org/wiki/Calle_Montcada

 

Calle donde están situados muchos palacios nobles medievales, y también de hasta el siglo XVIII, principalmente en un estilo de arquitectura gótica civil barcelonesa.

Fue iniciada en 1148 a partir de unos terrenos cedidos por el noble Guillem de Montcada, para comunicar los barrios barceloneses de la Bòria y Vilanova del Mar, que posteriormente se unirían en el barrio de la Ribera.
 

Anteriormente a la calle había un camino, probablemente conocido con el nombre de des Cadafalch que salía del Portal Mayor de la ciudad y pasaba por el Vallès en dirección a Roma, donde en los alrededores vivían familias de pescadores, así como marineros y otros trabajadores relacionados con el mar.
 

Al inicio de la calle Montcada está situada la Euskal Etxea donde podemos degustar pinchos vascos 'casi' de verdad, y también podemos visitar el Museo Picasso.
 

16. Paseo y Mercado del Born

            
http://es.wikipedia.org/wiki/Mercado_del_Born 




El mercado es de estilo pre-modernista, construido entre 1874 y 1878. Entró en funcionamiento el año 1878 y estuvo funcionando como mercado central de la ciudad hasta el año 1971, momento de la apertura de Mercabarna.

Fue restaurado en 1977 por Pedro Espinosa. En el año 2002 se hicieron obras para instalar en él la Biblioteca Provincial de Barcelona, ​​y aparecieron restos de la ciudad medieval y moderna. Se optó por conservar los restos y trasladar el proyecto de la biblioteca a otro lugar.
 

En la actualidad el mercado acoge estos restos arqueológicos correspondientes a parte del barrio de la Ribera, derribado a principios del siglo XVIII después de la derrota de la guerra de sucesión, en 1714, para la construcción de la Ciudadela. Es uno de los yacimientos medievales más completos de la Edad Moderna en Europa.



En la Edad Media, en el paseo del Born se hacían torneos, justas de caballeros, combates, ajusticiamientos, actos de fe, por eso la forma alargada. Inicialmente era mucho más largo.
 

En el nº 16 hay una casa 'partida' por la mitad debido a que los planos de la Ciudadela llegaban justo hasta aquí. Se nota sobre todo en la ventana partida de arriba de todo.
  

17. Barrio de la Barceloneta  

Es el Barrio de los pescadores, originario de 1474. Los terrenos donde se asienta actualmente el barrio estaban anegados de agua hasta hace poco más de dos siglos. La historia de la Barceloneta está ligada al crecimiento y desarrollo del puerto.

El suelo que hoy ocupa el barrio se fue formando lentamente a partir de un primer dique que se construyó a mediados del siglo XIV y del primer puerto creado en 1687, que junto con la isla de Maians (donde más tarde habría la Aduana, y donde ahora está el Reloj), sirvieron para fijar las arenas aportadas por las corrientes marinas que siguen la costa de norte a sur.
 

Su aspecto actual data del 1718, cuando se movió la gente que se expulsó fuera del barrio de la Ribera para construir la Ciutadella.

18. Parque de la Ciutadella y Parlament de Catalunya

            
Link a BCN.es

            http://www.parlament.cat/web
 

En el lugar donde antiguamente estaba el barrio de la Ribera, Felipe V mandó construir una Ciutatela militar para atacar Barcelona en caso de sublevación (Otro punto desde donde se tiraron bombas a la ciudad fue desde el castillo de Montjuic, en el 1842).
 

En el siglo XIX se derribó la mayor parte de la Ciutadela y se construyó el parque actual, que contiene el zoo.
 

El parlamento de Cataluña actual está situado en la Santa Bárbara de la ciudadela, es decir, en el edificio donde se guardaban las armas y el material explosivo.
 

En 1898 se celebró en esta zona la exposición Universal. Todavía se pueden ver algunos edificios de entonces.

La exposición de 1929 se hizo en los palacios de la montaña de Montjuic.
 

19.  Hospital de la Santa Cruz de Barcelona.
 

           http://es.wikipedia.org/wiki/Hospital_de_la_Santa_Creu_de_Barcelona
 
Edificio gótico del siglo XV que se creó con la finalidad de reunir en un solo lugar los diferentes hospitales que había en la ciudad. Iniciado por el Rey Martí I en el 1401. Está situado detrás del mercado de la Boqueria, entre la calle del Carme y la calle Hospital.
 

A finales del siglo XIX el hospital había quedado desbordado por el crecimiento de la ciudad y los nuevos avances en medicina e higiene, con lo cual se decidió trasladarlo a una nueva sede: el Hospital de Sant Pau, que se construyó en estilo modernista entre 1902 y 1930.
Casa de convalecencia, y sede del Institut d'Estudis Catalans

En 1926 el edificio viejo fue comprado por el Ayuntamiento, que empezó la reconstrucción. Actualmente el conjunto incluye la sede de la Biblioteca de Cataluña (desde 1939), el Instituto de Estudios Catalanes (desde 1931), la Escuela Massana (desde 1935) y dos bibliotecas públicas de la Diputación de Barcelona (las de San Pablo y Santa Cruz). El 3 de junio de 1931 fue declarado Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional.

Bien, espero que, después de este paseo, podáis descansar en uno de los bancos del patio interior del hospital, una verdadera delicia. (Aunque cuidado con las carteras).