martes, 11 de septiembre de 2012

LA TRILOGÍA. Capítulo 1: "La llamada a medianoche"


Pasaban unos minutos de las once cuando sonó el teléfono en el apartamento de Alex. Dudó en descolgarlo. Era tarde y estaba cansado, tras un día complicado en la oficina. Finalmente, decidió iniciar un lento movimiento extensivo de su brazo y agarró el auricular con la mano derecha.

-¿Sí? Preguntó con cierta desgana.

- Alex, soy Sebas, !Tengo algo que te va a interesar!

- ¿De verdad, Sebas? Son más de las once de la noche y estoy molido, mejor que sea algo bueno.

- Te lo aseguro, tío, y perdona, no te he podido llamar antes, pero ahora atiende: Mañana sale a la venta la segunda novela de la trilogía fantástica de d'Antoni.

- ¿Estás seguro? Todo el mundo está esperándola desde hace más de cuatro años, y en todo este tiempo no ha dado señales de vida.

- Seguro, Alex. Esta tarde hemos recibido las cajas en la librería. Muy pocos ejemplares, así que date prisa mañana.

- OK, Sebas, gracias por el chivatazo. Si ves que se acaban, resérvame uno, por favor. En cuanto pueda escaparme diez minutos de la oficina, me paso por la librería y me hago con uno.

- De nada. !El tito Sebas, a su servicio!

- Nos vemos mañana, gracias otra vez.

- !Bye!

Alex colgó el teléfono. Su amigo trabajaba en una de las librerías más importantes de la ciudad y la información debía ser correcta. Así, que, por fin, la segunda parte de la trilogía de d'Antoni estaba en la calle. Le extrañó no haber oído nada en los medios.

Pero esta vez no habría hecho falta ninguna publicidad, a pesar de que la editorial Cortés-Pavía, propietaria de los derechos del libro, era especialista en pomposas e insistentes campañas de marketing. Habían pasado ya unos cuantos años desde que Olivier d'Antoni, un escritor desconocido hasta entonces, consiguiera el raro clamor unánime de crítica y público con la novela "El artesano de almas", primera entrega de la trilogía fantástica "El cielo en Tinieblas": Perdedores habituales, desorientados en un extraño lugar de nieblas permanentes, mansiones con secretos, extrañas y bellas damas y otros misterios a resolver por un aguerrido y joven detective, en una época y lugar indeterminados.

El éxito de la novela fue absoluto. Tras un tímido inicio basado en el boca a oreja de los lectores, la editorial programó una intensa campaña publicitaria en diferentes medios, con d'Antoni apareciendo en multitud de entrevistas, reportajes, ferias de libros y ruedas de prensa. Su impostado aspecto de 'dandy' de inicios del siglo XX, apareciendo siempre con traje y chaqué de raya diplomática, pajarita, sombrero de copa, reloj de bolsillo, bigote y perilla, le ayudó a convertirse en una celebridad, casi en un icono. Vendió cientos de miles de ejemplares de su libro, que fue traducido a un importante número de idiomas.

Hasta que, un día, súbitamente, el escritor y su imagen bohemia desaparecieron de la escena pública. Por lo que se rumoreaba, ni el famoso y millonario Ramon Maria Cortés, propietario de la editorial, sabía de su paradero. Numerosas hipótesis surgieron desde la calle, entre las que se encontraban el suicidio del autor o la posibilidad de que el d'Antoni de las entrevistas fuera en realidad un actor marioneta, y que el autor real de la novela era un famoso periodista local que quería preservar su anonimato por alguna razón.

Alex no creía en ninguna de aquellas teorías conspiranoicas. Suponía que d'Antoni habría tenido una crisis creativa, o que simplemente estaba cansado de tanto trajín y se había tomado un período sabático antes de publicar la segunda parte.

Pero ese período llegaba ya casi a un lustro sin noticias del autor, por lo que la figura mediática de d'Antoni se fue transformando en un mito, creando una especie de leyenda maldita alrededor, a tono con los personajes de su historia.

Alex se acostó aquella noche con la firme intención de ir a buscar el libro el día siguiente, ya que él fue uno de los miles de lectores atrapados por las tramas de d'Antoni, e incluso había estado esperando con cierta ansiedad la publicación del segundo libro durante algunos meses.

La mañana siguiente fue de nuevo algo complicada en la oficina, con papeleo y extensa burocracia que rellenar. No fue hasta casi la hora de comer que Alex cayó en la cuenta de que podía ser ya demasiado tarde para sus planes literarios. Súbitamente, dejó lo que estaba haciendo, se dirigió a la puerta de la oficina, bajó apresuradamente a pie los 3 pisos hasta el nivel de la calle, y encaminó sus pasos hasta la librería donde trabajaba Sebas.

Al entrar buscó con la mirada a su amigo, y lo encontró atendiendo a una señorita, por lo que pasó de largo a su lado, aunque lo suficientemente cerca para que Sebas dedicara una fracción de segundo a reparar en su presencia.

Conocía sobradamente la tienda y su distribución. Se dirigió a la zona de 'Best Sellers' y echó un vistazo a los diferentes volúmenes colocados en diferentes posiciones y formatos. No encontró ningún rastro de la nueva novela de d'Antoni. Continuó buscando sin éxito por el resto de secciones. Sebas seguía atendiendo a la clienta mientras Alex iba perdiendo la esperanza de encontrar lo que buscaba. Quizás todo había sido una confusión de su amigo. Hasta que, sin saber muy bien porqué, se encaminó a la sección de autores locales, donde en general obras de escritores semidesconocidos se cubrían de fino polvo hasta que un empleado -generalmente el último en ser contratado- era asignado a la tarea de hacer relucir de nuevo sus lomos.

Y allí lo vio, sobresaliendo de los demás, con su brillante cubierta plastificada y su explícito título: "A las puertas del Limbo". Muy d'Antoniano: parece que finalmente Sebas estaba en lo cierto.

Justo al ir a tomarlo con sus manos, un ligero toque en su hombro le hizo girarse. Era Sebas con cara circunspecta. Alex se sorprendió al observar su expresión.

- Hola ¿Qué pasa, Sebas?

- Me temo que tendré que pedirte perdón. Esta mañana hemos puesto a la venta los escasos ejemplares que nos habían llegado del libro de d'Antoni, pero la noticia ha corrido tan rápidamente que no me ha dado tiempo a reservarte uno ... y se han acabado hace un par de horas.

- ¿De qué estás hablando, Sebas? Si tengo aquí el libro, le dijo mostrándole la cubierta.

Su amigo miró sorprendido, primero al libro y después a Alex.

- Ostia, pues se me debe haber pasado. ¿Dónde lo has encontrado?

- Aquí mismo, en el departamento de autores locales.

- Que raro, si los colocamos todos en el de 'Best Sellers', como corresponde.

- Debe haberlo movido aquí algún cliente despistado.

- Buff, me quitas un peso de encima, le dijo Sebas. !Suerte que lo has encontrado tú mismo!

- Amigo mío, más bien diría que me ha encontrado él a mí.

La conversación continuó breves minutos hasta que un nuevo cliente reclamó la atención de Sebas. Alex entonces se dirigió hacia la caja para pagar su flamante adquisición, antes de salir del local preso de una extraña euforia.

Aquella misma tarde empezó a devorar la segunda entrega. Esta vez, a diferencia del primer volumen, el libro no era especialmente extenso. En pocos días, sacando tiempo de aquí y de allá, fue capaz de acabarlo. La novela enganchaba desde un buen principio, mantenía el tono fantástico y ágil, y, a través de diversas aventuras y desventuras, dejaba a nuestro héroe entre la vida y la muerte, a expensas de la finalización de la trilogía.

Tras leer la última línea de la última página de ese último capítulo, Alex cerró los ojos, inspiró profundamente y obtuvo un breve pero intenso momento de felicidad, seguido inmediatemente de una sensación de ansiedad por conocer lo antes posible el final de la historia.

No fue la última de sus sensaciones aquella velada. Al pasar brevemente la penúltima página, descubrió una nueva sorpresa, esta vez en forma de un Epílogo inesperado.

CONTINUARÁ.

Siguientes Capítulos:

Capítulo 2: "El Epílogo inesperado"

 

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