¡Hola!
Muy pronto espero poder cerrar este período de bloqueo creativo a causa de unos problemillas de salud que he ido padeciendo. Nada realmente importante para lo que se ve por ahí hoy en día, pero que hacía que mis ganas de escribir se vieran muy limitadas.
Al menos he tenido tiempo para pensar, por lo que durante las próximas semanas planeo ofreceros algún material nuevo en el blog de relatos. También estoy considerando el reescribir durante el verano mi novela 'La trilogía', tras un acertado feedback crítico de Salva Redón.
Y quizás un nuevo blog, esta vez relacionado con la publicidad (posiblemente también me ha dado tiempo de ver demasiada TV).
Saludos, os mantengo informados/as.
Pedro.
martes, 18 de junio de 2013
domingo, 31 de marzo de 2013
FALLO DEL I CONCURSO ABIERTO DE RELATO BREVE “El DIOS TECNOLOGÍA”
FALLO DEL I CONCURSO ABIERTO DE RELATO BREVE “El DIOS TECNOLOGÍA”
Talleres de escritura creativa Fuentetaja y Casa del Libro comunican que el Jurado del Premio “El dios Tecnología' ha elegido a los ganadores de esta su primera edición. Una convocatoria rotundamente exitosa que se ha desarrollado en su integridad a través de la página clubdeescritura.com y a la que se han presentado casi 600 originales y se han contabilizado más de 15.000 votaciones populares y 124.000 lecturas de los relatos a concurso.
El premio, cuya dotación para el primer puesto incluye un bono de 1000 euros para canjear en talleres de creación literaria en Fuentetaja, se ha desarrollado en un contexto didáctico y ha querido tener en cuenta el ejercicio ético de participación y votación en el marco de un pacto de honradez.
Los miembros del jurado, compuesto por experimentados profesores del taller de escritura creativa Fuentetaja han emitido el siguiente fallo:
De los 25 seleccionados por votaciones populares:
Un primer ganador premiado con un bono de 1.000 euros para canjear en distintos talleres y cursos organizados por Fuentetaja con una validez de 3 años; un lector de libros electrónicos eReader Tagus y un bono de 50 euros para canjear en e-books,
1-Empatía – Rubén Muñoz
http://goo.gl/w9UXi
2 finalistas, premiados cada uno con un eReader Tagus y un bono de 25 euros cada uno:
2-El enjambre – Raúl Cantalapiedra
http://goo.gl/fr9xQ
3- Contraseña – Luis Fernández
http://goo.gl/i8IbJ
7 menciones premiados con una suscripción anual casadellibroplus que supone envíos gratuitos de todos los pedidos (sin importe mínimo).
Muerte por ortografía – Luz Uscategui
http://goo.gl/1p5j7
Adiós, papá – Pedro Daniel Verdugo Romero
http://goo.gl/9jOvF
Acostumbrándose – Raúl del Olmo Echeguren
http://goo.gl/O7nBI
Los ojos del alma –Roque Piñero
http://goo.gl/59tUP
La mirada perdida – Ricardo Furió Peris
http://goo.gl/HzJaz
Buenas noches, mi amor – Carolina Bustos
http://goo.gl/ps7SE
La abuela que hackeó el mundo – Nacho Mellado
http://goo.gl/mb5yQ
A juicio del jurado se incorporan al fallo 5 menciones especiales del jurado entre todos los textos enviados a concurso formen o no parte de los 25 más votados
Un Chejov a la medida – Luis Tarrafeta
http://goo.gl/Z3spL
Otomo – David Calvo
http://goo.gl/Vl8hA
Venganza desconectada – Ramón Aranda Gil
http://goo.gl/maK3J
Azul profundo – Francisco Orta Soler
http://goo.gl/wqYrl
El francotirador – Billy Kopecki
http://goo.gl/2cY46
Igualmente incorporamos tres premios a participantes que hayan destacado tanto por el ejercicio de su voto como por el ejercicio del comentario de los textos a concurso:
Votantes y comentaristas;
Sergio De Marcos Serrano
Miguel A. Ortega
Rubén Espino
Tanto los autores de los relatos mencionados de forma especial por el jurado como los votantes premiados, recibirán un lote de 5 libros de Ediciones Fuentetaja, editorial especializada en Escritura creativa.
En los próximos días la organización se pondrá en contacto via mail con los ganadores y las menciones al objeto de la entrega de premios.
De los relatos premiados y menciones especiales del jurado, acompañamos breves comentarios del Jurado:
1-Empatía – Rubén Muñoz
Relato con reminiscencias de Asimov, osado, buen tratamiento del tema del otro, la máquina, capaz de ternura a pesar de lo metálico del tema y con mucho humor. En ocasiones algo explicativo, deja poco espacio al lector.
http://goo.gl/w9UXi
2-El enjambre – Raúl Cantalapiedra
Una reflexión sobre la identidad, la conciencia de grupo, la deshumanización que trae la tecnología. Quizá algo denso por momentos, sintaxis algo complicada.
http://goo.gl/fr9xQ
3- Contraseña – Luis Fernández
Distópico y original. Buen tratamiento del tema del secreto que genera una buena dosis de intriga en el lector. Quizá demasiado esquemático, no habría estado mal un mayor desarrollo de atmósfera.
http://goo.gl/i8IbJ
Un Chejov a la medida – Luis Tarrafeta
http://goo.gl/Z3spL
Original por sus distintos niveles de lectura, por su manejo de la hipertextualidad aprovechando los medios de los que dispone. Un inteligente acercamiento a uno de los problemas contemporáneos del arte.
Otomo – David Calvo
http://goo.gl/Vl8hA
Muy buen planteamiento, muy sugerente y atractivo. La ciencia ficción es más un marco que un tema. Algunos lugares comunes que habría que pulir, pero metáforas muy interesantes.
Venganza desconectada – Ramón Aranda Gil
http://goo.gl/maK3J
Muy buena atmósfera, muy absorbente, aunque en ocasiones se detiene en detalles que demoran el desarrollo de la trama. El final algo precipitado pero es digna de dificultad de construir una trama compleja de género negro en tan poco espacio y vincularla con el tema.
Azul profundo – Francisco Orta Soler
http://goo.gl/wqYrl
Bien logrado el tono infantil, muy expresivo, y nos ofrece una mirada sobre la velocidad a la que se producen los cambios en esta era tecnológica y de las diferencias entre generaciones. Una mirada tierna y no conflictiva, optimista para variar.
El francotirador – Billy Kopecki
http://goo.gl/2cY46
Un cuento muy bueno, aunque su conexión con el tema de la tecnología sea en extremo anecdótica, pero que merece la pena destacar por su estilo claro y directo, por su frescura.
Muchas gracias a participantes, votantes y comentaristas por su generosa participación.
En Madrid a 27 de Marzo de 2013
domingo, 13 de enero de 2013
Adiós, Papá.
Aunque no llegara a calentar, un
brillante sol contrastaba con aquella triste mañana de invierno. Sentado
en un banco, Sergio asistía desolado al funeral por su padre. Por
segunda vez en su vida, estaba experimentando el vacío por la pérdida de
un ser próximo. Su madre les había dejado tres años antes, tras padecer
una grave enfermedad que le mantuvo prácticamente inconsciente los seis
últimos meses.
Hijo único, su padre le había hecho
prometer que si le pasaba lo mismo a él, no le dejaría sufrir tanto
tiempo. No hizo falta cumplir la promesa. Hacía dos noches que su
progenitor había quedado ingresado en el hospital, en principio por unas
pequeñas molestias. Pasadas las doce sonó el teléfono en el apartamento
de Sergio. Antes incluso de descolgar, ya sabía lo que había sucedido.
Tras dejar pasar un par de semanas,
acordó una cita con el notario para proceder a la obertura del
testamento. Una vez allí, su sorpresa fue mayúscula cuando éste le
comunicó que su padre le había legado el piso familiar y exactamente,
cuatro mil quinientos doce euros con veinte céntimos. Ni más ni menos.
Sergio abandonó el despacho perplejo. Su
padre no era un hombre rico, pero la ferretería familiar había crecido
hasta convertirse en una red de franquicias, por lo que la cantidad
testada le pareció ínfima.
Volvió al piso que había heredado, por si
entre los papeles y la correspondencia podía encontrar algún indicio
sobre la inesperada descapitalización familiar. La búsqueda fue
infructuosa. Sí encontró el teléfono móvil de su padre, sin batería.
Buscó el cargador y dejó el aparato conectado. Entonces, vio algo sobre
el escritorio del despacho. Un flamante ordenador portátil. Su padre
nunca había sido amante de la tecnología. Disponía de teléfono móvil
principalmente para llamadas de negocios, pero Sergio hubiera jurado que
nunca había puesto un dedo sobre un teclado de ordenador. Abrió la tapa
y presionó el botón de encendido.
Tras unos segundos de espera, el sistema
le pidió una clave. No fue hasta el tercer intento cuando acertó con la
correcta, una de las típicas de su padre.
El escritorio virtual se mostró ante él.
Contenía tan sólo el icono de un navegador. Al seleccionarlo se abría la
página inicial de un servicio de correo electrónico, por suerte con el
usuario y la clave informados. Pudo acceder directamente a la bandeja de
entrada. Para su sorpresa, estaba vacía.
Un sonido emitido por el móvil en carga
le indicó que había vuelto a la vida. Pudo comprobar el listado de las
últimas llamadas hechas y recibidas por su padre antes de morir. La
mayoría eran conversaciones con Sergio, excepto un número que no pudo
identificar. Frente al ordenador, abrió otra pestaña del navegador y
buscó en Google ese número desconocido. Uno de los primeros resultados daba la solución: Era el teléfono de una oficina local del Banco Suizo.
Parecía ser que el viejo ferretero había
descubierto las bondades de la banca privada, y que había sido titular
de una cuenta secreta. Sergio pensó que las nuevas tecnologías abrían un
sinfín de caminos nuevos, pero que a la vez era difícil evitar dejar
huellas en ellos, como si siempre hubiera un Gran Hermano dando fe de
nuestros actos en la red.
Salió del piso con el portátil bajo el
brazo. Se dirigió a la oficina bancaria, oculta tras una discreta puerta
bajo una placa dorada. Allí pidió entrevistarse con el director, un
elegante señor que le dio el pésame y le confirmó que poco antes de la
muerte de su padre, éste había retirado la cantidad de doscientos
cincuenta mil euros, pagado las comisiones y cerrado la cuenta. Por
supuesto, no era de su incumbencia saber qué pretendía hacer su cliente
con ese dinero.
Sergio volvió algo confundido a su
apartamento. Tras unos días de reflexión, abrió de nuevo el portátil. No
tenía sentido que su padre lo hubiera adquirido para una única cuenta
de correo electrónico vacía. Al acceder a ella, descubrió una veintena
de mensajes en la carpeta de borradores. La técnica consistía en guardar
allí correos 'delicados' para evitar el envío y rastreo por Internet.
Un usuario remoto respondería utilizando la misma cuenta. El mensaje más
antiguo tenía un título algo extraño:
“Dios hizo al mundo en siete días. Nosotros podemos mejorarlo”
Su padre nunca había sido excesivamente
religioso, por lo que el mensaje le descolocó aún más. Lo abrió y esa
fue la puerta a una de las sorpresas más grandes que tendría nunca en su
vida.
En él, una corporación llamada “Extend U
Live” explicaba que habían seleccionado a su padre ya que conocían su
“problema de salud” y tenían una oferta que de bien seguro “no podría
rechazar”. Al parecer, alguien le había entregado en mano el portátil
con unas instrucciones básicas de uso.
Tras confirmar que podría estar
interesado, los siguientes correos desvelaban el fin que su padre habría
dado al dinero. “Extend U Live” había desarrollado una innovadora
técnica de criogenización combinada con un entorno de realidad virtual
que ofrecía a las personas con dolencias graves en sus últimas fases, la
posibilidad de morir para el resto de la humanidad, pero continuar
viviendo en una consciencia alternativa. El cuerpo se mantenía en una
cápsula y el cerebro quedaba conectado a una red de experiencias
sensoriales que simulaban perfectamente la vida, esta vez sin problemas
de salud ni de edad, en base a unos parámetros decididos tras una serie
de reuniones con el interesado. El precio era de doscientos cincuenta
mil euros y era indispensable guardar absoluto secreto. La morada final
se mantenía oculta por motivos de seguridad.
El resto de mensajes detallaban las
acciones necesarias para finalizar el plan, incluida la muerte simulada
del cliente, certificada por un médico a sueldo de la corporación, y su
traslado tras el falso funeral a las dependencias secretas, donde
viviría en plenitud su segunda oportunidad.
Al acabar de leer, Sergio tan sólo pudo pensar:
---- FIN ----
NOTA IMPORTANTE: Este es el relato que he presentado al Primer Concurso de Relato Breve del Club de Escritura Fuentetaja, bajo el tema "El Dios Tecnología". Este es un concurso en el que, a partir del 20 de febrero, podréis votar los relatos publicados (entre ellos, este), en la página web del Club en Facebook: https://apps.facebook.com/club-de-escritura/
Mi Relato se llama 'Adiós, Papá'. Creo que para votar se debe tener o una cuenta en Facebook o bien darse de alta directamente en la página del club http://www.clubdeescritura.com/.
Gracias, en cuanto se abra la posibilidad de dar votos a las obras, os lo haré saber. ¡Un saludo!
domingo, 6 de enero de 2013
El visitante inesperado
BASADO EN HECHOS REALES.
1. LA SALIDA.
El día se había levantado fresco pero despejado, el tiempo ideal para lo que habíamos planeado como un relajante fin de semana de invierno en los Pirineos. Tras conducir un par de centenares de cómodos kilómetros a través de autopistas y carreteras comarcales, nos desviamos por una vía rural que se iniciaba en la base de una de las múltiples elevaciones montañosas de la zona.
Desde allí, entre verdes campos y tramos sin asfaltar salpicados de boñigas de vaca, una sinuosa carretera nos conduciría hasta nuestro destino. Tras casi nueve kilómetros de lenta subida, detuvimos los coches al lado de la primera casa del minúsculo pueblo, en la parte más baja. Elevando la vista se mostraban orgullosas no más de una veintena de casas esparcidas sin orden por la ladera, sobre las cuales reinaban las ruinas de un castillo medieval. Un bonito lugar con un halo mágico alrededor, sin duda.
Nuestros amigos, con los cuales íbamos a compartir la casa que habíamos alquilado, aparcaron tras nosotros. Los niños de cada pareja, nerviosos por el largo trayecto, bajaron rápidamente de los coches. Tras estirar un poco las piernas, nos adentramos en el pueblo, totalmente vacío en apariencia. Todas las viviendas eran de piedra y pizarra, algunas de las cuales -entre ellas aquella que íbamos a habitar los próximos dos días- habían sido restauradas.
En la puerta de aquella casa nos recibió la dueña, una señora de unos cuarenta años con el rostro surcado de arruguitas, y los mofletes rosados.
- Hola, soy Araceli, de Can Vidal. Hablé con alguna de vosotras - se dirigió a las chicas- para concretar el alquiler y quedar hoy. Supongo que es la primera vez que os acercáis a Sant Andreu de la Font, ¿Verdad?
- Sí, la primera- respondimos todos al unísono.
- Estupendo, estoy segura de que este pueblecito os va a encantar. Desde la iglesia hay unas vistas preciosas al valle.
- ¿Cuanta gente habita en él hoy en día? - preguntó uno de nosotros.
- Uy, aquí habrá actualmente alrededor de veinte casas mal contadas - respondió la lugareña -. En verano, hay bastante movimiento. Pero ahora en invierno tan sólo vive una familia de forma permanente. Y este fin de semana no están.
- ¿Entonces tú y tu familia no vivís aquí?
- Esta era la casa familiar hasta que fallecieron mis padres, pero actualmente vivimos en Sort, la capital de la comarca.
- ¿Quieres decir que estaremos solos en el pueblo durante el fin de semana?
- Bueno, solos no creo. Siempre hay turistas que suben a visitar el pueblo o gente que mantiene aquí una segunda vivienda que decide pasar el fin de semana de vez en cuando. Y también están las brujas del lugar - dijo la señora con una sonrisa enigmática.
- ¿Brujas? Respondimos todos, sorprendidos. Los ojos de los más pequeños se abrieron como platos.
- Efectivamente - respondió ella, visiblemente satisfecha de poder explicar una vez más la historia- . El pueblo tiene su origen en la segunda parte del siglo XI. Desde entonces, campesinos y ganaderos, pero también caballeros, nobles, embajadores, abades, consejeros y políticos han nacido y crecido aquí. Y tampoco nos podemos olvidar de las brujas. En el año 1.510, el dominio cayó bajo el gobierno de los Condes de Cardona, que para reforzar su poder, iniciaron procesos de brujería contra las habitantes de lugar. Berenguer de Copons, nombrado Procurador General y Administrador del Condado de Vilamur, emprendió una caza de brujas que se prolongó durante todo el siglo XVI, con un número indeterminado de procesos, delaciones, venganzas y falsedades, en detrimento de los lazos sociales del pequeño pueblo y de su capacidad de resistencia contra los señores feudales.
- Fascinante, - respondió nuestro amigo Toni. - Sigue, por favor.
- Y así sucedió que en 1.576, tuvo lugar el juicio de tres de aquellas desdichadas en la sala grande del castillo de los condes, ahí arriba.
- ¿Ese que está en ruinas?
- El mismo. Estuvo en pie hasta inicios del siglo XX, cuando quedó deshabitado totalmente.
- ¿Y qué pasó con las brujas?- preguntó Beatriz, la compañera de Toni mientras abrazaba a una de sus hijas, ya algo asustada con la historia.
- Fueron condenadas a la hoguera, siendo la sentencia ejecutada el día después en la pradera que acoge la torre del mismo castillo, bajo la atenta mirada del resto de habitantes del pueblo. Se dice que una de ellas, mientras se abrasaba en la hoguera, pronunció un hechizo por el cual el pueblo caería bajo una serie de plagas que ella misma en persona se encargaría de ejecutar.
- Je je je.. - sonreí yo sin evaluar las posibles consecuencias- la típica historia de la bruja cuyo espíritu queda vagando por el pueblo tras morir acusada injustamente por la inquisición.
- No te lo tomes a broma, muchacho - me cortó seriamente Araceli-. Un mes justo después del proceso, durante una gran tormenta un rayo destruyó la torre del castillo, y otro propagó un incendio en el pueblo. Esa sólo fue la primera de las maldiciones que han ido azotando al pueblo a lo largo de los siglos. Sequías, nevadas continuadas de varias semanas de duración, más incendios, éxodo, hambres, enfermedades...
- Vamos, lo típico en un pueblo aislado de alta montaña - seguí yo desafiando a la historia de terror que nos explicaba la aldeana.
- Algo molesta, Araceli concluyó la conversación.
- Como quieras, pero no deberías tomar a guasa las tradiciones y la historia oral de un pueblo. Algunas tardes de invierno, si se afina el oído, se puede oir el lamento de las brujas atravesando las calles del pueblo.
- Lo siento, no pretendía ser maleducado, es que soy de ciencias- intenté disculparme sin demasiado éxito.
La broma no provocó cambio alguno en el semblante de la anfitriona. Simplemente dejó de hablar, giró sobre sus pies, se dirigió a la puerta de la casona, la abrió y nos invitó a pasar. Durante ese intervalo de breves segundos, mi mujer tuvo tiempo de matarme con la mirada un par de veces.
Una vez dentro, comprobamos que el interior, incluídos muebles, electrodomésticos y decoración, era nuevo y magnífico, y estaba sobradamente equipado para las inclemencias del invierno, incluyendo en la sala de estar una bonita chimenea.
Araceli nos explicó que la casa había sido restaurada recientemente. Nos mostró las habitaciones y el funcionamiento de la moderna calefacción por radiadores, que ya había iniciado su trabajo, por lo que la casa se encontraba a una temperatura confortable. Desde el balcón se vislumbraban un buen número de picos nevados, varios pueblos más abajo en el valle, así como la carretera que lo cruzaba.
Tras explicarnos los últimos detalles, procedimos a pagar la estancia. La dueña de la casa nos entregó las llaves de la casa y preguntó si teníamos alguna cuestión más.
- Muchas gracias, por nuestra parte todo parece bien- le contestamos.
- Estupendo. Una cosa más: Si le va bien, le pediré a mi marido que suba a media tarde para comprobar que la calefacción funciona correctamente y que no necesitáis nada.
- Muchas gracias, pero no creo que haga falta, - contestó Toni. - Llevamos en los coches comida, bebida, juguetes, mantas, y todo lo necesario para pasar el fin de semana. No hagas subir a tu marido los nueve kilómetros de curvas solo para ésto. Además, si hay algún problema tenemos móviles y por lo que veo hay buena cobertura.
- No es ningún esfuerzo, la verdad. Tenemos huertos cerca de aquí, y hay que cuidarlos. Para nosotros es sencillo subir, nos conocemos las grietas y desconchones de cada curva de la carretera - concluyó ella con una sonrisa sincera.
- Gracias. Seguro que estaremos bien. Como hemos acordado, mañana por la tarde, después de comer, recogeremos todo y te dejaremos las llaves encima de la mesa de la cocina.
Tras comprobar que todo quedaba bajo control, Araceli se despidió, salió de la casa y cerró suavemente la puerta. Desde la ventana observamos como su figura se perdía entre las otras casas. Acto seguido salimos a la calle de nuevo para traspasar todas las bolsas con ropa, enseres, comida y bebida, desde los coches hasta el interior de la casa, y comenzamos a preparar la comida del sábado. Tras comer, recoger y lavar la cubertería, los cacharros, los platos y los vasos, nos dedicamos a descansar un rato en los cómodos sofás de la sala de estar, mientras los niños jugaban con sus videoconsolas portátiles y las niñas quedaban sentadas a la mesa mientras dibujaban princesitas góticas de labios negros.
A media tarde, decidimos salir a visitar el pueblo. Nos colocamos los anoraks y los guantes, y abandonamos nuestro refugio. Una fría temperatura nos recibió en el exterior, mientras arriba en la montaña un banco de densa niebla amenazaba con cubrir al pueblo en breve. No obstante, enfilamos la puerta y callejeamos un buen rato, sin vislumbrar ningún alma. O quizás sí, puesto que en realidad nos cruzamos con un par de gatos.
Casi sin darnos cuenta, la niebla había tomado las cuatro calles del pueblo mientras la oscuridad de la tarde amenazaba con hacer caer a alguno de los niños al suelo, irregular y empedrado, por lo que decidimos volver al calor de la chimenea. A esa hora, las luces exteriores de algunas casas se encontraban encendidas, a pesar de no habernos topado con persona humana alguna durante nuestro paseo.
Nada más entrar encendimos en el hogar unos troncos que habíamos recogido de la leñera, en el exterior de la casa. La temperatura volvió a subir mientras preparábamos la cena. Primero para las criaturas, luego lo haríamos más tranquilamente los mayores.
Una vez los pequeños hubieron acabado, las dos parejas nos sentamos a cenar, mientras algunos niños jugaban a un juego de mesa y el resto veía la televisión. Una escena relajante para una noche que aún deparaba alguna que otra sorpresa.
2. EL VISITANTE.
A media cena, sonaron de repente unos toquecitos en la puerta principal. Nos miramos sorprendidos puesto que ya era tarde, cerca de las diez de la noche, y por supuesto no esperábamos visita alguna a esas horas. Mi amigo Toni se levantó, y abrió la puerta con cuidado, poco a poco. Un hombre esperaba fuera con una bolsa de plástico en una mano y un extraño objeto en la otra.
- Hola, buenas noches. Soy Joanot Vidal, de los Vidal de Sant Andreu. Os traigo unos obsequios.
- Pase, pase por favor - dijo Toni algo sorprendido mientras nos miraba sin saber muy bien qué hacer en realidad. El resto nos encogimos de hombros pero activamos los sentidos por si detectábamos algún comportamiento sospechoso o peligroso en el desconocido. La situación no era muy normal y las alertas se disparan en estos casos.
- Gracias. -dijo él mientras pasaba al interior- Solía vivir en esta casa, está bastante cambiada.- El visitante ofrecía un aspecto algo desmadejado. El cabello algo largo, descuidado y canoso, la cara surcada de arrugas, el bigote abundante y la barba de varios días. Sus ojos eran intensamente azules, brillantes y tristes a la vez. Una chaqueta antigua cubría su camisa desgastada a rayas. Unos pantalones de pana oscuros, manchados de tierra y rotos por los bajos cubrían sus piernas, mientras unas botas de aspecto militar aún más sucias completaban el cuadro.
- Que aproveche.- comentó el recién llegado.
- Gracias, - respondieron las chicas.- ¿Quiere un poco? - Añadieron utilizando la fórmula que habían aprendido de sus familias cuando alguien se presentaba de imprevisto en mitad de una comida o cena.
- No gracias, no tengo hambre. - Contestó el tal Joanot. - De hecho os traía algo de comida.
Enseñó el contenido de su bolsa: Estaba llena de patatas cubiertas aún con tierra, como si las hubiera acabado de recoger. Llegué a la conclusión de que serían del huerto familiar y que el sujeto era el marido de Araceli. La bolsa contenía además una botella de vino cubierta de polvo. Joanot entregó la bolsa a Toni, que procedió a dejarla en la cocina antes de volver al grupo.
El visitante mostró entonces el otro objeto que había traído consigo: una pequeña y ajada maleta, de la cual extrajo un acordeón. Los niños, hasta ese momento en segundo plano, se acercaron a observar el instrumento. La más pequeña preguntó:
- ¿Qué es eso?
- Es un acordeón diatónico - respondió el visitante. - Se diferencia del acordeón normal, o cromático, porque en este su estructura musical depende de algunas escalas determinadas y fijas en el instrumento. Es muy típico en los Pirineos. En un lado tiene los bajos y acordes que usualmente se usan para acompañar la música o melodía que se interpreta en el otro lado, donde la nota de una misma tecla redonda cambia dependiendo si el aire sale o entra.
- Pero ¿Funciona? - La chiquilla cortó la explicación; quería ir al grano.
- ¡Claro que sí! ¿Queréis que la probemos? - Preguntó Joanot al grupo de niños, que ya se arremolinaba a su alrededor.
- !Siiiiiiiiii¡ - Respondieron todos al unísono, con ilusión, mientras los padres nos mirábamos extrañados por el extraño comportamiento del visitante. Observamos con algo de aprensión como los niños se acercaban al desconocido sin miedo alguno. Diría que alguno de los adultos echó un vistazo a la situación de los cuchillos de cocina, para tenerlos controlados frente a cualquier eventualidad.
El visitante entonó algunas canciones infantiles en un idioma un tanto incomprensible, e instó a los niños a acompañarle.
- ¿En qué idioma estás cantando? - preguntó uno de ellos.
- Es una variante del catalán que se usaba hasta hace algunos años aquí, en los Pirineos. - respondió el inesperado trovador, sin dejar de tocar el instrumento.
Las canciones se prolongaron durante un buen rato, hasta que supongo que el músico interpretó alguna de nuestras miradas impacientes.
- Creo que es un poco tarde, os debería dejar acabar de cenar - dijo, tras lo cual se descolgó el instrumento del cuello y se dispuso a guardarlo en su maleta.
De nuevo, fue interrumpido por la más pequeña:
- Por favor, ¿Podría hacerme una foto con el acordeón?
- Claro que sí, guapa, - dijo él mientras le colocaba la cinta por encima de los hombros y le ayudaba a aguantar el pesado instrumento. En ese momento, Toni sacó con el teléfono móvil un par de fotos de la niña, con Joanot y el acordeón.
Tras las fotos el visitante guardó el instrumento en la maleta, y se despidió de todos.
- Gracias por este ratito; veo que la casa ha quedado muy bien. Que paséis una buena noche, yo me vuelvo por donde vine, quedo tranquilo.
Los demás devolvimos el saludo y le acompañamos a la puerta, con un cierto alivio al ver que quedábamos solos de nuevo. Toni se dispuso a cerrar el portal.
- Toni, cierra bien la puerta con llave, por favor, le dijo su mujer. No me fío de ese tipo, me daba mala espina y he estado todo el rato pendiente de que no hiciera nada raro.
- Beatriz, - le dije yo- , creo que todos hemos tenido la misma sensación. Este Joanot tenía algo extraño en la mirada y en su comportamiento. Igual es que somos demasiado de ciudad y esto de visitar a los vecinos en mitad de la noche, que es normal en los pueblos, no lo es para nosotros...
- Quizás, pero te aseguro que no me fío de estas patatas roñosas y llenas de tierra que ha traído. Siempre que nos vamos de casa rural nos pasa algo raro.
Todos reímos con la ocurrencia de Bea, algo más relajados. El resto de la noche transcurrió sin más sobresaltos, así como el día siguiente, durante el cual visitamos en profundidad el pueblo y otros preciosos lugares del valle. Así llegó la hora de partir.
3. PREGUNTAS SIN RESPUESTA.
Mientras estábamos cargando los coches para la vuelta, se presentó Araceli, la dueña.
- Hola, como hacía buen tiempo he subido un poco antes a por las llaves, ¿Qué tal ha ido todo? ¿Os ha gustado la visita?
- Todo muy bonito y tranquilo, un lugar bucólico y relajante - dijo Toni.
- Me alegro de que os haya gustado. Por cierto, disculpad que ayer mi marido no se pudiera pasar, tuvo que ir a Tremp a hacer una visita y ya se le hizo tarde.
En ese momento todos nos miramos extrañados. Mi mujer fue la primera que reaccionó.
- Ehhh. Perdona, creo que hay un malentendido. Tu marido vino ayer, algo tarde. Sobre las diez de la noche.
- ¿Mi marido? - respondió Araceli.- Imposible, estuve con él en casa a partir de las ocho, cuando llegó de la visita. ¿No me estaréis vacilando por la historia que os expliqué ayer de las brujas? Era por supuesto una leyenda, os la expliqué para ambientaros un poco en la historia del pueblo.
- No, en serio: no estamos bromeando. - dije yo. - Pero entonces, ¿Quién es ese tal Joanot Vidal que nos visitó ayer? Un tipo con bigote, camisa a rayas y pantalones de pana. Dijo que había vivido en la casa, por lo que debe ser alguien de tu familia.
La dueña de la casa se sentó en uno de los escalones de la entrada, algo desconcertada.
- No sé quién es ese individuo. No hay nadie actualmente en la familia que se llame Joanot - dijo con cara de no entender nada. - Mi marido se llama Sebastià Martí.
- El visitante trajo patatas que supusimos eran del huerto familiar, una botella de vino y tocó un acordeón extraño con los niños - añadió Bea-. Creo que no llegó en ningún coche, y que se marchó caminando.
La cara de Araceli cambió de la desconfianza a una nueva mueca, mezcla de pánico y desconcierto.
- Ohhh ¡Dios mío! No.... No... Es imposible. Aparte de que os visitara un desconocido que llegara a pie, lo cual no tiene mucho sentido atendiendo a la temperatura exterior y a la hora, tan sólo puedo encontrar una explicación y no es nada racional. El último Joan o Joanot de la familia que vivió en esta casa... Era mi abuelo... que murió hace más de sesenta años. Era una especie de cantante y poeta que iba de pueblo en pueblo por todo el valle, tocando su acordeón diatónico en fiestas populares. Luego se hizo de los maquis y lo mataron en la montaña las tropas franquistas.
- ¿Qué estás diciendo? ¡Eso es imposible! Estuvimos ayer con él, lo podemos comprobar - dijo Toni, buscando las fotos que hizo a su hija con la cámara del móvil. Hasta que su rostro quedó blanco al llegar a la imagen en cuestión.
- Ostia, no puede ser... No, no me lo puedo creer - dijo totalmente fuera de sí.
- Toni, ¿Qué pasa? - le preguntó preocupada Beatriz, su mujer.
- Mira tú misma la foto - le pasó el móvil.
En la pantalla del dispositivo se veía la imagen de la pequeña... aguantando ella sola el acordeón en vilo. Nadie más sostenía el instrumento. Nadie más aparecía en la foto. Tampoco en la siguiente. Bea empezó a sollozar y buscó a su hijita para abrazarla.
- Tranquilos, estamos todos bien. - Dije yo.- Debe haber una explicación racional para todo esto... Pero no consigo encontrarla.
Mientras tanto, Araceli Vidal había entrado en la casa y ahora salía de nuevo con lo que parecía un grueso libro de tapas de piel, bastante desgastado.
- Dentro de la casa supongo que habéis visto una puerta cerrada con llave -dijo-. Pues bien, esa puerta da a un trastero donde guardamos los productos de limpieza, sábanas limpias y algunos objetos antiguos que conservamos tras la restauración de la casa, hace un año. Entre esos objetos está este album con fotos antiguas de la familia. Y si no me equivoco, debe haber alguna de mi abuelo.
Se sentó de nuevo en los escalones de entrada y empezó a hojear las páginas amarillentas del álbum. Hasta que encontró lo que buscaba.
- Mirad, aquí hay una foto de Joanot Vidal, mi abuelo.
Todos nos abalanzamos hacia ella. Efectivamente, allí estaba Joanot, un poco más joven que el de la noche anterior, con menos arrugas, afeitado y con su bigote perfectamente recortado. Entre sus manos sostenía el acordeón diatónico que había tocado la noche anterior ante nuestros ojos. Araceli despegó la foto de la página, la giró y leyó las palabras escritas:
"Joanot Vidal. Fiesta mayor de Sort, Julio de 1.949"
- Pues es él, no hay duda, aunque un poco más joven que ayer -afirmó Toni. Los demás tan sólo pudimos asentir mientras tratábamos de recuperar el aliento. - Además creo que he encontrado otra prueba- dijo, mostrándonos la botella de vino que nos había obsequiado durante su visita. Miramos a la botella, a la que Toni había sacado brillo.
Todos vimos que la etiqueta era de una bodega desconocida, al menos para nosotros. Pero lo que nos llamó la atención fue la fecha que aparecía en ella: "Añada de 1.951".
De nuevo, no pudimos hacer otra cosa que callar. Los niños nos observaban preocupados pero de algún modo entendían que era mejor no interrumpir el momento. Pasados unos minutos, convenimos que no íbamos a sacar nada en claro, por lo que era mejor emprender el viaje de vuelta a casa.
Al despedirse, Araceli recordó que al menos nosotros nos íbamos a casa y que probablemente no volveríamos a Sant Andreu de la Font, pero que ella y su familia iban a tener que vivir con esa incertidumbre hasta que alguien pudiera dar con una explicación racional. En silencio, nos abrazamos con la dueña, le entregamos la botella de vino, y subimos a los coches.
Justo antes de dejar el pueblo, frente a la primera casa, paré y tiré una bolsa con basura al único contenedor del lugar. Mientras cerraba la tapa, juraría que pude oir un triste lamento, prolongado y profundo, que venía de entre las calles.
Mi mujer y yo no abrimos prácticamente la boca durante el trayecto de vuelta.
FIN.
domingo, 16 de diciembre de 2012
Relato ganador del primer premio del II concurso de relatos cortos JAK.
Es de madrugada en la ciudad. Alguien está siendo perseguido por una
jauría de perros. En un momento de lucidez, se da cuenta de que está
atrapado en una pesadilla. Ya ha experimentado antes la misma
sensación. Se esfuerza en despertar, pero es en vano, puesto que llega
a una nueva alucinación. Ahora se encuentra en una pequeña barca,
justo en el centro de un embalse. Cualquier gran extensión de agua le
provoca un profundo pánico. Presa del miedo, cae al agua y se hunde a
plomo.
Así, va encadenando varias pesadillas en las cuales se reflejan sus
principales obsesiones y fobias. No consigue despertar.
Hasta que en una, aparece en un diminuto espacio desconocido,
silencioso y oscuro. Le duele la cabeza y su cuerpo está envuelto en
una especie de sudario. Asume que es otra broma de su subconsciente,
en la que ha sido enterrado vivo y se encuentra en el interior de una
cripta. Descubre un punto de claridad. Toma una decisión, y hace
acopio de todas sus fuerzas para liberarse de lo que él cree que es su
mortaja. Salta con todas sus fuerzas hacia la luz. Pero ha incurrido
en un error fatal. En realidad ya se había despertado, en la
habitación de un hotel, tras una resaca en la que sus amigos le habían
cubierto con una toalla. Desgraciadamente, la luz y la ventana son
reales, así como la distancia de varios metros a los adoquines de la
acera. Mientras su cabeza impacta contra ellos, lo comprende todo.
FIN
miércoles, 12 de septiembre de 2012
LA TRILOGÍA. Capítulo 2: "El epílogo inesperado".
Anteriores Capítulos:
Capítulo 1: "La llamada a medianoche"Capítulo 2: "El epílogo inesperado".
Alex se obligó a pestañear antes de enfocar de nuevo sus retinas hacia la inesperada página extra. Estaba escrita a mano, con un estilo de letra recargado y barroco, y a tinta azul. Su primera impresión fue que el libro no era totalmente nuevo, sino que alguien lo había manipulado antes que él y había escrito en la última página. De inmediato le pareció una tonta idea, ya que el ejemplar fue adquirido en la librería de Sebas, convenientemente protegido y plastificado el mismo día que salió a la venta.
Picado por la curiosidad, continuó leyendo. A cada renglón, su sorpresa se iba incrementando.
"EPÍLOGO: Una invitación especial, por Olivier d'Antoni.
Estimado amigo o amiga.
Por favor, sigue leyendo. Soy Olivier d'Antoni y prometo por mi (probablemente ya algo desgastado) honor que he escrito este epílogo de mi propio puño y letra. Felicidades, puedes considerarte afortunado, ya que has obtenido el honor de ser depositario de un raro ejemplar de mi libro.
Efectivamente, es éste un regalo especial que he querido ofrecer a unos cuantos, ciertamente muy pocos, de mis lectores y lectoras más fieles, aquellos que han adquirido la segunda novela de la trilogía 'El cielo en tinieblas' tan pronto como se ha puesto a la venta. Por ello, personalmente y de la forma más discreta posible, he depositado cinco de estos ejemplares en algunas librerías escogidas de la ciudad, añadiendo a ellos el epílogo extra que estás leyendo y mi firma, como puedes comprobar.
En tus manos, pues, tienes un libro extraordinario. Espero que lo sea, en primer lugar, por lo que te ha dado hasta ahora, pero en especial, por lo que te puede ofrecer a partir de este momento. He dedicado cuatro largos años de mi vida a intentar superar en esta segunda parte la calidad e interés de la primera, y a la vez establecer un puente hacia la tercera. Me encantaría conocer tu opinión, saber que mi esfuerzo no ha sido en vano, y que estás impaciente por conocer el desenlace de la historia.
Si es así, tengo buenas noticias para tí: He organizado una pequeña reunión para que, si así lo deseas, tú y los otros afortunados con este epílogo extra, podáis conocerme en persona y podamos debatir juntos sobre el devenir de este maravilloso cuento fantástico. Deseo insistir en que esto no es una broma. Es mi propósito sincero el que mantengamos un encuentro exclusivo a la par que excitante. Cenaremos en buena compañía, charlaremos, y habrá algunas sorpresas relacionadas con la tercera y última entrega de la Trilogía.
Llegado a este punto, me gustaría pedirte un cierto nivel de discrección, necesario para el correcto progreso de mis planes y sorpresas. Estas son mis condiciones: Por tu propio interés, no divulgues este epílogo, es tu salvoconducto para una experiencia extraordinaria. No lo hagas público ni lo comentes con tus amigos o familia, y acude en solitario a la reunión. Esta será cancelada si alguna de estas prerrogativas no es cumplida por cualquiera de los invitados. Sería una pena que me tuviera que enterar por Internet, las redes sociales, la radio o la televisión que la convocatoria debe ser anulada.
Muy importante: Trae contigo este ejemplar con su correspondiente epílogo. Es tu invitación personal, certificada con mi propia firma.
Muchas gracias por tu interés y tu tiempo. Serán debidamente recompensados, tienes de nuevo mi palabra. Confío plenamente en tu asistencia a la reunión, he aquí los detalles:
28 de noviembre, viernes, a las 22:00 horas.
Paseo Marqués de Argentona, 12.
Sinceramente, Olivier d'Antoni"
CONTINUARÁ.
Si quieres saber como acaba la historia, envíame un correo a thebug71@gmail.com
martes, 11 de septiembre de 2012
LA TRILOGÍA. Capítulo 1: "La llamada a medianoche"
Pasaban unos minutos de las once cuando sonó el teléfono en el apartamento de Alex. Dudó en descolgarlo. Era tarde y estaba cansado, tras un día complicado en la oficina. Finalmente, decidió iniciar un lento movimiento extensivo de su brazo y agarró el auricular con la mano derecha.
-¿Sí? Preguntó con cierta desgana.
- Alex, soy Sebas, !Tengo algo que te va a interesar!
- ¿De verdad, Sebas? Son más de las once de la noche y estoy molido, mejor que sea algo bueno.
- Te lo aseguro, tío, y perdona, no te he podido llamar antes, pero ahora atiende: Mañana sale a la venta la segunda novela de la trilogía fantástica de d'Antoni.
- ¿Estás seguro? Todo el mundo está esperándola desde hace más de cuatro años, y en todo este tiempo no ha dado señales de vida.
- Seguro, Alex. Esta tarde hemos recibido las cajas en la librería. Muy pocos ejemplares, así que date prisa mañana.
- OK, Sebas, gracias por el chivatazo. Si ves que se acaban, resérvame uno, por favor. En cuanto pueda escaparme diez minutos de la oficina, me paso por la librería y me hago con uno.
- De nada. !El tito Sebas, a su servicio!
- Nos vemos mañana, gracias otra vez.
- !Bye!
Alex colgó el teléfono. Su amigo trabajaba en una de las librerías más importantes de la ciudad y la información debía ser correcta. Así, que, por fin, la segunda parte de la trilogía de d'Antoni estaba en la calle. Le extrañó no haber oído nada en los medios.
Pero esta vez no habría hecho falta ninguna publicidad, a pesar de que la editorial Cortés-Pavía, propietaria de los derechos del libro, era especialista en pomposas e insistentes campañas de marketing. Habían pasado ya unos cuantos años desde que Olivier d'Antoni, un escritor desconocido hasta entonces, consiguiera el raro clamor unánime de crítica y público con la novela "El artesano de almas", primera entrega de la trilogía fantástica "El cielo en Tinieblas": Perdedores habituales, desorientados en un extraño lugar de nieblas permanentes, mansiones con secretos, extrañas y bellas damas y otros misterios a resolver por un aguerrido y joven detective, en una época y lugar indeterminados.
El éxito de la novela fue absoluto. Tras un tímido inicio basado en el boca a oreja de los lectores, la editorial programó una intensa campaña publicitaria en diferentes medios, con d'Antoni apareciendo en multitud de entrevistas, reportajes, ferias de libros y ruedas de prensa. Su impostado aspecto de 'dandy' de inicios del siglo XX, apareciendo siempre con traje y chaqué de raya diplomática, pajarita, sombrero de copa, reloj de bolsillo, bigote y perilla, le ayudó a convertirse en una celebridad, casi en un icono. Vendió cientos de miles de ejemplares de su libro, que fue traducido a un importante número de idiomas.
Hasta que, un día, súbitamente, el escritor y su imagen bohemia desaparecieron de la escena pública. Por lo que se rumoreaba, ni el famoso y millonario Ramon Maria Cortés, propietario de la editorial, sabía de su paradero. Numerosas hipótesis surgieron desde la calle, entre las que se encontraban el suicidio del autor o la posibilidad de que el d'Antoni de las entrevistas fuera en realidad un actor marioneta, y que el autor real de la novela era un famoso periodista local que quería preservar su anonimato por alguna razón.
Alex no creía en ninguna de aquellas teorías conspiranoicas. Suponía que d'Antoni habría tenido una crisis creativa, o que simplemente estaba cansado de tanto trajín y se había tomado un período sabático antes de publicar la segunda parte.
Pero ese período llegaba ya casi a un lustro sin noticias del autor, por lo que la figura mediática de d'Antoni se fue transformando en un mito, creando una especie de leyenda maldita alrededor, a tono con los personajes de su historia.
Alex se acostó aquella noche con la firme intención de ir a buscar el libro el día siguiente, ya que él fue uno de los miles de lectores atrapados por las tramas de d'Antoni, e incluso había estado esperando con cierta ansiedad la publicación del segundo libro durante algunos meses.
La mañana siguiente fue de nuevo algo complicada en la oficina, con papeleo y extensa burocracia que rellenar. No fue hasta casi la hora de comer que Alex cayó en la cuenta de que podía ser ya demasiado tarde para sus planes literarios. Súbitamente, dejó lo que estaba haciendo, se dirigió a la puerta de la oficina, bajó apresuradamente a pie los 3 pisos hasta el nivel de la calle, y encaminó sus pasos hasta la librería donde trabajaba Sebas.
Al entrar buscó con la mirada a su amigo, y lo encontró atendiendo a una señorita, por lo que pasó de largo a su lado, aunque lo suficientemente cerca para que Sebas dedicara una fracción de segundo a reparar en su presencia.
Conocía sobradamente la tienda y su distribución. Se dirigió a la zona de 'Best Sellers' y echó un vistazo a los diferentes volúmenes colocados en diferentes posiciones y formatos. No encontró ningún rastro de la nueva novela de d'Antoni. Continuó buscando sin éxito por el resto de secciones. Sebas seguía atendiendo a la clienta mientras Alex iba perdiendo la esperanza de encontrar lo que buscaba. Quizás todo había sido una confusión de su amigo. Hasta que, sin saber muy bien porqué, se encaminó a la sección de autores locales, donde en general obras de escritores semidesconocidos se cubrían de fino polvo hasta que un empleado -generalmente el último en ser contratado- era asignado a la tarea de hacer relucir de nuevo sus lomos.
Y allí lo vio, sobresaliendo de los demás, con su brillante cubierta plastificada y su explícito título: "A las puertas del Limbo". Muy d'Antoniano: parece que finalmente Sebas estaba en lo cierto.
Justo al ir a tomarlo con sus manos, un ligero toque en su hombro le hizo girarse. Era Sebas con cara circunspecta. Alex se sorprendió al observar su expresión.
- Hola ¿Qué pasa, Sebas?
- Me temo que tendré que pedirte perdón. Esta mañana hemos puesto a la venta los escasos ejemplares que nos habían llegado del libro de d'Antoni, pero la noticia ha corrido tan rápidamente que no me ha dado tiempo a reservarte uno ... y se han acabado hace un par de horas.
- ¿De qué estás hablando, Sebas? Si tengo aquí el libro, le dijo mostrándole la cubierta.
Su amigo miró sorprendido, primero al libro y después a Alex.
- Ostia, pues se me debe haber pasado. ¿Dónde lo has encontrado?
- Aquí mismo, en el departamento de autores locales.
- Que raro, si los colocamos todos en el de 'Best Sellers', como corresponde.
- Debe haberlo movido aquí algún cliente despistado.
- Buff, me quitas un peso de encima, le dijo Sebas. !Suerte que lo has encontrado tú mismo!
- Amigo mío, más bien diría que me ha encontrado él a mí.
La conversación continuó breves minutos hasta que un nuevo cliente reclamó la atención de Sebas. Alex entonces se dirigió hacia la caja para pagar su flamante adquisición, antes de salir del local preso de una extraña euforia.
Aquella misma tarde empezó a devorar la segunda entrega. Esta vez, a diferencia del primer volumen, el libro no era especialmente extenso. En pocos días, sacando tiempo de aquí y de allá, fue capaz de acabarlo. La novela enganchaba desde un buen principio, mantenía el tono fantástico y ágil, y, a través de diversas aventuras y desventuras, dejaba a nuestro héroe entre la vida y la muerte, a expensas de la finalización de la trilogía.
Tras leer la última línea de la última página de ese último capítulo, Alex cerró los ojos, inspiró profundamente y obtuvo un breve pero intenso momento de felicidad, seguido inmediatemente de una sensación de ansiedad por conocer lo antes posible el final de la historia.
No fue la última de sus sensaciones aquella velada. Al pasar brevemente la penúltima página, descubrió una nueva sorpresa, esta vez en forma de un Epílogo inesperado.
CONTINUARÁ.
Siguientes Capítulos:
Capítulo 2: "El Epílogo inesperado"
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